Cuando escuchas Perú, enseguida piensas en flautas y gorros de lana...en definitiva, en los músicos de sanfermines que todos conocemos. Todo es Machu Picchu y llamas, ponchos y humahuakeñito antes de venir...pero ahora ¡¡qué diferente es El Perú para nosotras!! En Piura hemos descubierto que el sonido de flautas se convierte en sonido de bocinas a todas horas, que los gorros de lana no son muy prácticos cuando hace 30 grados día sí, día también; y que más allá del humahuakeñito, existe Grupo 5 y sus cumbias. Además, que sepan que aquí no se habla español, no, no. Se habla peruñol. De hecho, no se habla, se conversa. Aquí no hace falta tener dinero para comprar, sino plata....y cuando te devuelven, no son cambios, sino sencillo. Estos son muy útiles para comprar agua, ya que no se puede beber la del caño, ¡que no grifo! Porque el grifo es la gasolinera...donde se llena el depósito del carro, que no del coche, porque el coche es el cerdo.... y así con todo. ¡¡qué diferente es El Perú para nosotras!!
Aquí hemos descubierto que tenemos dificultades para comprar en una papelería. Nosotras que pensábamos que comprar rotuladores y cartulinas era fácil, nos encontramos delante de una chica con cara de: ¿¡estas qué quieren!? La muchacha tenía buena voluntad, y buenas piernas (fue y vino enseñandonos media tienda, para ponernos de acuerdo sobre lo que queríamos comprar). Nosotras fuimos buscando cartulinas, rotuladores, pinturas y cello; y salimos de la tienda con cartulinas art color, plumones para papelotes, crayolas y cinta. Eso sí, después de hacer el pedido en un mostrador, ir al otro lado de la tienda para pagar en caja (mejor dicho, para cancelar)... para terminar en otra zona, recogiendo lo que le pedimos a la primera chica antes de pasar por caja, y después de habernos recorrido medio mundo. ¡¡Y todo esto a ritmo peruano, claro!! Resultado: compra de cuatro cosas = 1 hora y cuarto... Pero cada día se aprende algo nuevo, y ese día nosotras aprendimos el sistema de ventas peruano, y la vendedora descubrió que el diccionario peruano-español tiene una palabra común: El amor (su pregunta fue: Y....¿el amor en España se llama amor?... sin comentarios)
También hemos descubierto que hay algo en nosotras que solo es visible ante los ojos peruanos. Sí, llevamos un mono en la cabeza y no lo sabíamos. Eso, o tenemos cuatro ojos y cinco orejas; porque la gente nos mira por la calle como si nunca hubieran visto a nadie de nuestra especie. Y no contentos con mirarnos de arriba a abajo, vuelan los piropos, silbidos y sonido de bsbsbs (como se llama a los gatos) Nuestra teoría es que a los bebés no se les enseña a decir mamá y papá. ¿Para qué? Lo primero y fundamental es saber silbar, que ese lenguaje sí que es universal.
Perú también nos ha enseñado que hay un espacio en el que cabe todo. Pero todo con mayúsculas, negrita y subrayado: El Mercado. Muebles, bicis, ropa, peluquerías, zapatos, hilos, conejos, perolas, fruta, pescado, geles, palos de helado, tintes, dvds piratas, restaurantes...y todo en 10 metros cuadrados, entre las voces de los vendedores que a grito de ¿¡qué busca mi reina!? intentan que volvamos a casa con el material suficiente para montar un mercado alternativo, no sin antes haber regateado en cada uno de los puestos (cada vez nos sale mejor). ¿y ahora cómo volvemos a casa con todo? Pues...en la combi. Las combis son otro de los descubrimientos que hemos hecho en Perú. Y es que, hemos visto que no hace falta ir al prorama de Ramontxu para hacer un Qué Apostamos. Eso se hace cada día en Piura. Situación: furgoneta con 6 asientos que hace las funciones de villavesa, en la que acaban entrando unas 20 personas colocadas como piezas del tetris. Más vale que el botón pa bajar está al alcance de todos. Y es que, es un chico que abre y cierra la puerta, y que va gritando por la ventanilla todos los sitios por los que pasamos, y también los destinos. ¡Esquina bajaaa!, Golpe en el techo, y la combi para. Hemos llegado a nuestro primer destino: El CREMTP.
El CREMPT es el lugar donde trabajamos y también nuestro hogar. La gente con la que trabajamos son personas con enfermedad mental, y ¡son geniales!. Son capaces de quedarse emabarazadas del Espíritu Santo, de tener como idioma materno el japonés sin haberlo escuchado en la vida, y de ver bomberos en un documental de Machu Picchu. Y otros que son geniales, son los niños del asentamiento humano donde vamos algunas tardes para hacer talleres. Nos han enseñado que Perú se divide en tres: América del Norte, América Central y del Sur, y que pueden existir conversaciones como esta:
- Profe, ¿a España se puede llegar andando?
- Nooo
- ¿Y corriendo?....
Las semanas pasan volando, y cuando llega el viernes viajamos a los alrededores de Piura. Y es que, Perú no es solo Machu Picchu, también es Ayabaca, Chachapoyas, Tumbes, Chiclayo, Colán, Yacila... A estos lugares se llega en bus. Bus que no tiene horario, sino que sale cuando se llena. Y que su aire acondicionado funciona mejor a más velocidad, porque...a mayor velocidad, ¡¡más aire entra por la ventanilla!! Y es en estos viajes en los que hemos disfrutado de la naturaleza, de los maravillosos paisajes que ofrecen los Andes, de la tercera catarata más alta del mundo, de museos y rincones donde disfrutar del Perú. Y ¡señores! ¡¡hemos encontrado los burros que desaparecieron de España!! ¡¡Están todos aquí!!
Y así es nuestra vida en el Perú. Ya han pasado dos meses...pero no hace falta pasar mucho tiempo por estas tierras para darse cuenta de la imagen tan equivocada que tenemos de este país. El Perú son flautas y gorros de lana, Machu Picchu y llamas...El Perú es eso... y mucho más.