miércoles, 14 de enero de 2009

El Perú es eso... y mucho más.


Cuando escuchas Perú, enseguida piensas en flautas y gorros de lana...en definitiva, en los músicos de sanfermines que todos conocemos. Todo es Machu Picchu y llamas, ponchos y humahuakeñito antes de venir...pero ahora ¡¡qué diferente es El Perú para nosotras!! En Piura hemos descubierto que el sonido de flautas se convierte en sonido de bocinas a todas horas, que los gorros de lana no son muy prácticos cuando hace 30 grados día sí, día también; y que más allá del humahuakeñito, existe Grupo 5 y sus cumbias. Además, que sepan que aquí no se habla español, no, no. Se habla peruñol. De hecho, no se habla, se conversa. Aquí no hace falta tener dinero para comprar, sino plata....y cuando te devuelven, no son cambios, sino sencillo. Estos son muy útiles para comprar agua, ya que no se puede beber la del caño, ¡que no grifo! Porque el grifo es la gasolinera...donde se llena el depósito del carro, que no del coche, porque el coche es el cerdo.... y así con todo. ¡¡qué diferente es El Perú para nosotras!!

Aquí hemos descubierto que tenemos dificultades para comprar en una papelería. Nosotras que pensábamos que comprar rotuladores y cartulinas era fácil, nos encontramos delante de una chica con cara de: ¿¡estas qué quieren!? La muchacha tenía buena voluntad, y buenas piernas (fue y vino enseñandonos media tienda, para ponernos de acuerdo sobre lo que queríamos comprar). Nosotras fuimos buscando cartulinas, rotuladores, pinturas y cello; y salimos de la tienda con cartulinas art color, plumones para papelotes, crayolas y cinta. Eso sí, después de hacer el pedido en un mostrador, ir al otro lado de la tienda para pagar en caja (mejor dicho, para cancelar)... para terminar en otra zona, recogiendo lo que le pedimos a la primera chica antes de pasar por caja, y después de habernos recorrido medio mundo. ¡¡Y todo esto a ritmo peruano, claro!! Resultado: compra de cuatro cosas = 1 hora y cuarto... Pero cada día se aprende algo nuevo, y ese día nosotras aprendimos el sistema de ventas peruano, y la vendedora descubrió que el diccionario peruano-español tiene una palabra común: El amor (su pregunta fue: Y....¿el amor en España se llama amor?... sin comentarios)

También hemos descubierto que hay algo en nosotras que solo es visible ante los ojos peruanos. Sí, llevamos un mono en la cabeza y no lo sabíamos. Eso, o tenemos cuatro ojos y cinco orejas; porque la gente nos mira por la calle como si nunca hubieran visto a nadie de nuestra especie. Y no contentos con mirarnos de arriba a abajo, vuelan los piropos, silbidos y sonido de bsbsbs (como se llama a los gatos) Nuestra teoría es que a los bebés no se les enseña a decir mamá y papá. ¿Para qué? Lo primero y fundamental es saber silbar, que ese lenguaje sí que es universal.

Perú también nos ha enseñado que hay un espacio en el que cabe todo. Pero todo con mayúsculas, negrita y subrayado: El Mercado. Muebles, bicis, ropa, peluquerías, zapatos, hilos, conejos, perolas, fruta, pescado, geles, palos de helado, tintes, dvds piratas, restaurantes...y todo en 10 metros cuadrados, entre las voces de los vendedores que a grito de ¿¡qué busca mi reina!? intentan que volvamos a casa con el material suficiente para montar un mercado alternativo, no sin antes haber regateado en cada uno de los puestos (cada vez nos sale mejor). ¿y ahora cómo volvemos a casa con todo? Pues...en la combi. Las combis son otro de los descubrimientos que hemos hecho en Perú. Y es que, hemos visto que no hace falta ir al prorama de Ramontxu para hacer un Qué Apostamos. Eso se hace cada día en Piura. Situación: furgoneta con 6 asientos que hace las funciones de villavesa, en la que acaban entrando unas 20 personas colocadas como piezas del tetris. Más vale que el botón pa bajar está al alcance de todos. Y es que, es un chico que abre y cierra la puerta, y que va gritando por la ventanilla todos los sitios por los que pasamos, y también los destinos. ¡Esquina bajaaa!, Golpe en el techo, y la combi para. Hemos llegado a nuestro primer destino: El CREMTP.

El CREMPT es el lugar donde trabajamos y también nuestro hogar. La gente con la que trabajamos son personas con enfermedad mental, y ¡son geniales!. Son capaces de quedarse emabarazadas del Espíritu Santo, de tener como idioma materno el japonés sin haberlo escuchado en la vida, y de ver bomberos en un documental de Machu Picchu. Y otros que son geniales, son los niños del asentamiento humano donde vamos algunas tardes para hacer talleres. Nos han enseñado que Perú se divide en tres: América del Norte, América Central y del Sur, y que pueden existir conversaciones como esta:
- Profe, ¿a España se puede llegar andando?
- Nooo
- ¿Y corriendo?....
Las semanas pasan volando, y cuando llega el viernes viajamos a los alrededores de Piura. Y es que, Perú no es solo Machu Picchu, también es Ayabaca, Chachapoyas, Tumbes, Chiclayo, Colán, Yacila... A estos lugares se llega en bus. Bus que no tiene horario, sino que sale cuando se llena. Y que su aire acondicionado funciona mejor a más velocidad, porque...a mayor velocidad, ¡¡más aire entra por la ventanilla!! Y es en estos viajes en los que hemos disfrutado de la naturaleza, de los maravillosos paisajes que ofrecen los Andes, de la tercera catarata más alta del mundo, de museos y rincones donde disfrutar del Perú. Y ¡señores! ¡¡hemos encontrado los burros que desaparecieron de España!! ¡¡Están todos aquí!!

Y así es nuestra vida en el Perú. Ya han pasado dos meses...pero no hace falta pasar mucho tiempo por estas tierras para darse cuenta de la imagen tan equivocada que tenemos de este país. El Perú son flautas y gorros de lana, Machu Picchu y llamas...El Perú es eso... y mucho más.

Muxus desde Piura, Maialen y Amaia



La Tortuga


Ayabaca - Cerro de Yantuma -



Chachapoyas - Pueblo de los muertos y Gocta -


Navidad en el CREMPT

Talleres en Nueva Providencia

Tumbes - Santuario Nacional de los Manglares -



¡Feliz Año! Urte berri on! - Desde Yacila -

lunes, 12 de enero de 2009

EL ECUADOR




Hola a todos, ya estamos en el ecuador de nuestra experiencia. Ya hemos pasado más de la mitad del tiempo, y todavia seguimos en muchas cosas como el primer día. Todo sigue pareciéndonos muy lento, se nos hace difícil acostumbrarnos a este ritmo.

Sin embargo, hay cosas que son bastante fuertes, y que ya ni nos llaman la atención. Al final se normaliza todo. Por ejemplo; antes veíamos un niño pidiendo y se nos caía el alma a los pies, pero ahora es tan habitual que es como algo más de la calle, o antes, veíamos en el mercado como estaba expuesta la comida y se nos revolvía el estómago, y ahora, come que te come, todo lo que hay en la calle, o los primeros días no llevábamos bien eso de tirar el papel higiénico a una papelera porque se atascaban los baños (con el asco que eso nos daba), y ahora seguro que cuando lleguemos a casa sólo por inercia algún papel ha de ir al suelo.

Acabamos de llegar de viaje. Nos tocaba arreglar papeles. Como a mitad nos dan unos días de vacaciones, hemos aprovechado para conocer parte de este maravilloso país. La verdad que no se puede una ir de aquí sin ver determinados lugares, comunidades, culturas... Además de servirnos para pasar unas navidades muy diferentes y especiales a las que estamos acostumbradas.

Además que realmente lo necesitábamos, porque si no llega a ser por lo entretenidas que estábamos, nos hubiéramos acordado más de nuestra familia y nuesta gente. No estamos llevando especialmente mal esto, pero en estas fechas sí que se nota que estás fuera de casa, te sientes más sola, y gracias, que al menos nosotras nos tenemos la una a la otra.

Comenzamos nuestro viaje visitando Uyuni, donde hay un desierto de sal enorme, único en el mundo, que contrasta con una isla llena de cáctus, y varias lagunas preciosas con aguas de varios colores, flamencos, geíseres y un gran desierto de arena. Es impactante cada una de las sensaciones que allí experimentas. Soledad, lo pequeño que uno se siente allí, parece como si estuvieras en otro planeta. Nunca hemos visto nada igual, obra de la naturaleza. Además este viaje fue especial para nosotras porque nos despedíamos de otra compañera que había venido voluntaria desde Barcelona. Las experiencias que hemos vivido con ella han sido estupendas, y nos han hecho unirnos mucho. Quizás pocas experiencias te hacen conocer y sentirte tan cerca de personas que acabas de conocer .

Luego fuimos a La Paz, capital (bueno debatible porque los sucrenses luchamos porque la nuestra sea la capital plena). La verdad que no nos gustó tanto, nos daba sensación de caos. Es como un agujero, abajo el centro de la ciudad, y por las laderas van apareciendo barrios, que es puro chabolismo, y además muy desestructurado. Pero hay mucho por ver, calles de artesanías, una calle muy especial, donde venden hierbas y productos naturales para todo tipo de males, plazas especiales, mercados donde hay de todo a precios de risa... Y desde aquí puedes viajar a numerosos destinos preciosos.

Nosotras fuimos hacia Tiwanacu (las ruinas más antiguas que se conservan en Bolivia, aunque no logramos entender mucho) y a continuación hacia el Lago Titicaca, un lago enorme que separa Bolivia de Perú. Es uno de los más grandes navegables del mundo. Desde este lago hay un paisaje sobrecogedor, pura naturaleza, mucha de ella se nota que está sin explotar.

Así fuimos a una isla del lago: Isla del Sol, cuna de la civilización Inca, donde todavía hoy se mantienen sus tradiciones, su manera de vida, donde las ventajas del mundo desarrollado (luz, Internet) apenas se hacen sentir. Nada más llegar ya tienes la sensación de estar en un lugar especial, donde a pesar de encontrar turismo, no está devastado. Aquí puedes ver los atardeceres y ameneceres más impresionantes del mundo. Bueno, al menos a nosotras nos lo dijeron y hasta el momento es cierto.

De aqui, tomamos rumbo hacia Perú, país "también pobre", pero que para nosotras fue como llegar a la civilización, al desarrollo, a la tecnología punta, al orden, a... tantas cosas que nunca hubiéramos dicho sin venir de Bolivia.

Nuestra entrada fue por Puno, ir en un autobus confortable, ver una carretera asfaltada, con lineas en la calzada, fue un "¿donde estamos?", ¡ya volvemos a casa!, y de verdad que no es una exageración. Eso sí, también estábamos alucinando con los precios. En Navarra alucinarías de barato, pero nosotras flipábamos de caro. ¡Ya somos bolivianas! Incluso encontrábamos a la gente diferente, físicamente, en el trato, en el carácter. Nunca hubiéramos pensado esto, ya que antes de venir al menos a nosotras, se nos hacían muy iguales, no sabíamos distinguir entre un ecuatoriano, un peruano, un boliviano... Ya veis, lo que decíamos, algunas cosas son ya tan comunes que nos hemos habituado, y creemos no necesitar ya ni la mitad de cosas, pero luego en realidad, ves estas comodidades y mejoras y te vuelves loca de entusiamo.

Desde aquí, visitamos unas Islas flotantes. Se llaman así porque no son naturales, sino hechas por los Uros (una comunidad bastante tradicional). Todo está construido con totora. Viven en el lago, apartados de la civilización, al margen de las novedades que se van dando en el resto del país.

De aquí marchamos para Cusco. Una ciudad preciosa donde queda mucho de la cultura Inca. Quizás la que más nos ha gustado desde que estamos en este lado del océano. Y como no desde aquí, no podíamos dejar de ver una de las maravillas del mundo; Machupichu.

La verdad que nos encantó. Pero realmente no es en sí por las ruinas que quedan, sino por el lugar donde se encuentra. Está entre unas montañas que hacían imposible el acceso, unas montañas de una naturaleza salvaje. Te encuentras en selva, con una niebla que hace un paisaje excepcional, y conforme pasan las horas va desaperacieno dejando ver los restos de la ciudad perdida de los Incas.

De aquí, volvimos hacia Bolivia, nos quedaba mucho por ver, pero poco tiempo. Nuestro objetivo era conocer la Selva boliviana, asi que nos dirigimos hacia el primer pueblo de selva; Coroico, pero en el que sí que hay desarrollo, que no esta tan apartado, porque hacíamos ahi Nochevieja.

Para llegar existía la opción de ir por una de las carreteras más peligrosas del mundo. De hecho se le llama "la carretera de la muerte". Es una carretera estrecha que discurre entre enormes precipicios y barrancos, en una montaña de vegetación exuberante, con alucinantes cascadas, y en la que no entran dos coches a la vez. A pesar de este peligro, nos decidimos a ir por ella, ya que nos habían comentado lo especial y auténtico del paisaje. Encima fuimos en una movilidad que tenía techo solar, por lo que fuimos casi todo el recorrido fuera (a pesar de que llovía). La sensación fue única, era una mezcla de preciosidad, con vértigo, la adrenalina a tope, mientras allí tomábais las uvas. Cómo nos acordábamos en ese momento de las campanadas.

Y bueno ya llegamos a Coroico, aquí pasamos Nochevieja, echando de menos a la familia, a la juerga que allí solemos montar. Pero bueno disfrutamos en la manera que pudimos. Nos preparamos y fuimos a comer "bien", marisco, pescado, todo un lujo (en Sucre no lo probamos).
Aquí no hay tradición de campanadas, pero nosotras no estábamos dispuestas a empezar el año sin tomar las uvas. Así que Olga cogió una copa y una cuchara, y dio las campanadas a un ritmo boliviano, lo que permitía tocar la campanada y comer a la vez.

Luego fuimos a la plaza donde estaba toda la fiesta. Bueno fiesta diferente, aunque esto es Bolivia, parecía Norteamerica; la música venía de varios coches, con su maletero abierto, a cada cual con más bafles, la gente haciendo el botellón del siglo. La verdad que la gente iba muy tomada. Pero nos unimos a la fiesta claro, nos relacionamos con extranjeros que estaban como nosotras, con gente del pueblo, con personas de Bolivia que viajaban allí por fin de año... bueno fue diferente. Y ahí estábamos nosotras, como locas, pidiendo regeton y canciones de aquí, porque aunque parezca mentira esta música no estaba sonando, y esto no era Bolivia.

Y de aqui nos marchamos hacia Tocaña, un poblado afroboliviano. Este lugar sí que es ya pura selva, la vegetación es preciosa, sus gentes son auténticas, conservándose fieles a sus tradiciones y cultura. Así pudimos ver un espectáculo de Saya (su música y baile ancestrales). Se empeñaron en que bailaramos con ellos, y costó mucho, pero lo hicimos. Aquí dormimos dos noches, a pesar de no ser el típico lugar turístico.Pero esto es lo que queríamos, tener esa sensación de estar perdidas en el mundo. Fue una experiencia inolvidable, sobretodo porque tratamos con la gente de este poblado, y pudimos ver su forma de vida, tan llamativa para nuestra mentalidad occidental.

De aqui, ya ibamos a nuestro último destino; Rurrenabaque. Esta es la zona de pura selva amazónica, donde queríamos realizar un tour que allí no tendríamos oportunidad de hacer nunca. Vas en canoa por pleno río, viendo caimanes, pirañas, tucanes, monos....

Pero un pequeño percance nos hizo volver ante de tiempo. Olga se rompió un dedo del pie, de la manera más tonta posible. Así que con toda nuestra pena vuelta a Sucre antes de tiempo. Pero bueno, no hay mal que por bien no venga, conocimos otra faceta única en Boliva: La sanidad. Este es todo un capítulo aparte que no podríamos explicar en dos lineas. Pero vamos, que los servicios son muy escasos, y Olga se tuvo que volver con una enorme venda (la última del hospital, que es el principal de la zona). Enorme porque le habían puesto unos palos de mirar la garganta unidos como se les había ocurrido, porque no tenían fédulas, y era imposible calzarse con nada. Pero bueno este viaje nos queda pendiente, ya lo haremos.

Y nada, ya estamos aquí, de nuevo trabajando. Ya esta semana empezaremos de nuevo a visitar los domicilios. Y el resto del tiempo, vamos a ayudar en Trabajo Social (Josune), y en el área de Educación Especial (Olga). Se trajo un material desde Pamplona sobre actividades de la vida diaria que aquí se podían utilizar, por lo que está diseñando un programa de actividades, que seguirán en las clases los profesores, ya que empieza pronto de nuevo el curso. La verdad es que pensamos que esto es importante, porque aquí las personas que trabajan con los niños (que son chavales con necesidades educativas especiales) no tienen conocimiento en educación especial, sino que son maestros de educación regular, y a veces exigen cosas que los niños no pueden aprender, en lugar de ayudarles a ser cada vez más independientes. Lo importante es que por poco que sea, aprendan algo que les sea útil para su día a día, y para tener alguna oportunidad en el futuro.

Bueno, por último vamos a intentar colgaros fotos, a ver si esta vez hay suerte (hoy esperemos que sí, no hay tormenta). Os ponemos algunas de nuestro viaje, ya que creemos que Bolivia es el "gran desconocido", y que en realidad es digno de ver para todo el mundo, y alguna de nuestro trabajo aquí, de aquellas actividades y proyectos que vamos haciendo un día cualquiera.

Cuidense, ya. En otra escribimos de nuevo.